¿Nunca os ha pasado que personas a la que conocéis muy bien y que os conocen muy bien, os han contado que, sin duda alguna, os han visto en lugares donde no estabais e incluso os han descrito con detalle como ibais vestidos, que os llamaron, que los mirasteis aunque no atendisteis a su llamada?
¿Si?. Pues a mí también me ha pasado tres veces en mi vida, pero lo que vieron mis (vuestros) conocidos, amigos o familiares, no fue a vosotros sino a vuestro Doppelgänger. A vuestro doble, en pocas palabras.
Y esto, cuando se produce con regularidad y es visto por más de una persona que os conoce muy bien, no es una confusión (que podría ser si solo fuera un caso) sino algo mucho más profundo e inquietantemente real.
Vayamos paso a paso y empecemos por definir de que estamos hablando.
El Doppelgänger es el substantivo alemán que define al doble fantasmagórico de una persona viva. El término viene de doppel, que significa "doble" y gänger": "andante".
El término Doppelgänger se utiliza para designar a cualquier doble (absolutamente real) de una persona.
Comúnmente, la tradición lo ha utilizado para referirse al “doble malvado” de uno mismo, aunque pienso que el fenómeno anómalo tiene más que ver con la bilocación, hablando en términos de Parapsicología.
El mito (realidad) del Doppelgänger aparece, desde muy antiguo en las leyendas nórdicas y germánicas y siempre viene asociado a un augurio de muerte. De este modo, un Doppelgänger visto los por parientes, amigos o conocidos de una persona es señal de muy mal augurio, como afirmó el escritor sueco August Strindberg, imbuido sin duda alguna por el peso cultural y antropológico de la tradición nórdica: “quien ve a su doble es que va a morir”.
Os aseguro que Strindberg, a quien respeto enormemente por su extraordinaria obra literaria, se equivocaba porque yo, aunque no he visto personalmente a mi doble pero sí personas muy, muy cercanas a mí, sigo aquí.
Este fenómeno anómalo forteano tiene, como os decía, un larguísimo recorrido en la mitología, las leyendas y la literatura.
Lo podemos encontrar, entre muchos ejemplos, en Plauto, Shakespeare, Molière y el tema del Doppelgänger alcanzó un enorme impulso (aunque con una notable reinterpretación del fenómeno) durante el Romanticismo, con el “Frankenstein o El Moderno Prometeo” de Mary Shelley, E.T.A Hoffmann en su obra “Los Elixires del Diablo”, “William Wilson” de Edgar Allan Poe, en “El Extraño Caso del Doctor Jekyll y Mr. Hyde” de Robert Louis Stevenson, ”La Sombra” de Hans Christian Andersen o en “El Doble”, de Fiodor Dostoievski, entre otros, hasta llegar a un orizonte literario más contemporáneo en obras como “Rayuela” de Julio Cortázar, José Saramago en su relato “El Hombre Duplicado” o “El Vizconde Demediado” de Italo Calvino.
Y si hablásemos de la presencia del Doppelgänger en el cine, menos brillante, no obstante que en la literatura, no acabaríamos.
¿Pero que es en realidad el Doppelgänger?
Más allá de la poderosa corriente de la leyenda o del mito y desde la imposibilidad de formular una explicación plausible a un fenómeno anómalo escurridizo pero vívidamente real para todos aquellos que lo hemos vivido en propia carne y más de una vez, no tanto por la propia percepción del fenómeno sino por los testimonios de terceros, mi formación cientifista como parapsicólogo, me remiten a referirme a la bilocación o, a veces, multilocación.
Esto es: la habilidad psíquica en la que un individuo u objeto se ubica (o parece estar ubicado) en dos lugares distintos al mismo tiempo.
La Bilocación no es un concepto nuevo (cuando hablo de “nuevo” no me refiero en ningún momento a la contrainiciática New Age) sino que está presente desde el Conocimiento Chamánico Primordial y después retomado por el Pensamiento Pagano, el Ocultismo y posteriormente y de manera extraordinariamente eficaz por el Misticismo Cristiano, Judío, Musulmán o Hindú.
No puedo obviar en este punto que muchos “bilocadores cristianos” han sido elevados a la categoría de místicos, han acabado posteriormente siendo convertidos en Santos, como Isidro “El Labrador”, Maria Jesús de Agreda o el Padre Pio de Petralcina, para citar unos pocos y resaltar la habilidad de la Iglesia Católica para “arrimar el ascua a su dogmática sardina” y elevar hábilmente, un fenómeno anómalo a la categoría de milagro.
Más allá del terreno de la leyenda, del mito o del dogma, el fenómeno del Doppelgänger es algo muy real y físico en este objeto de Misterio que llamamos Mundo debe seguir siendo estudiado de forma estrictamente científica y más allá de cualquier idea preconcebida.
Porque siempre, como decía Kant: “Atrévete a pensar por ti mismo”.
Y si echas en falta una segunda opinión... pídesela sin miedo alguno a tu Doppelgänger. Probablemente entre los dos, hallaréis la respuesta correcta, porque...
Contraria Sunt Complementa!... E Pluribus Unum...!
No hay comentarios:
Publicar un comentario